lunes, 11 de julio de 2016

Debería escribir sobre ti. O no.

Debería escribir sobre ti, sobre quien más me pesa en los hombros y en mis pesadillas, y que lo hará, por todo el resto del año, o sobre alguien más, para distraerme y no pensarte tanto?

Si escribo una historia, pendiente, en algún borrador, como tantas que tengo en el tintero, esperando pacientemente por mi, quizás pueda dejarte ir un poco, un poco más. Pueda dejar de recordarte, con esos ojos grandes, tan lindos, tan azules, tan mentirosos, tan manipuladores. Y pueda más bien concentrarme en algún amor roto por la muerte, en algún idilio cuyo pináculo sexual no se alcanzó, estrellándose, o alguna historia de revancha moral, acontecida años después, inesperadamente, después de que un par de corazones se laceraron sin querer, queriéndolo.

Si escribo una historia, impulsivamente, sobre ti, como tantas que me vienen a la mente, contigo, quizás pueda enfocarme en lo que siento en estos días, en estas tardes que, tan cálidas, tan llenas de sol, en vez de alegrarme, me asfixian con su presión para animarme. Podría entonces entender que no me quisiste nunca, que tus miedos y tus confesiones y tus esperanzas eran sólo líneas de un personaje que escribiste, para mí, para mantenerme interesado, y que nunca pensaste en lo absoluto en dejar a tu prometido, por mi.


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