domingo, 17 de abril de 2016

Por que eres y no.

Amanezco algo tarde, en un domingo más bien gris, y me doy inmediata cuenta de que me siento muy triste y melancólico. Involuntario, por supuesto. Me pregunto por qué por un segundo, y al siguiente, te recuerdo. Claro, estoy triste debido a que me lacera pensar en ti, incluso cuando no pienso en ti.

Mi problema es que no eres algo que pueda dejar ir: eres un recuerdo que sigue y sigue existiendo, porque no te acabas de ir de mi vida. Por que a veces parece que quizás vienes conmigo, y a veces que te vas finalmente. Sí pero no. 

A veces me digo que sólo juegas conmigo. Eso me haría las cosas más fáciles: te echaría la culpa a ti por mentirme, a mi por tonto, y ya está. Nada de dramas, nada de esperanzas, nada de melancolías, de tardes tristes. Nada de esperas, de días en silencio repentino, de incertidumbres. Se resolvería todo nuestro asunto, sí, con cierta amargura, no te lo niego, pero al menos el ciclo se cerraría finalmente. Y cada quien a su vida común y tan cotidiana, a lo de siempre, con eventual calma.

Pero no es así, por que me quieres pero no me quieres, por que te gustan mis besos y no, porque te gusta mi personalidad pero te da miedo. Por que te gusta el riesgo pero te da miedo venir conmigo. Por que no te atreves a dejar a ese otro, y a esa relación insatisfactoria pero a la que estás tan, tan acostumbrada. Por que escuchas demasiado a tu madre, y por que escuchas demasiado a tus amigas también. Y al cabo, por que me dices que complico tu vida pero no me dejas irme de ella.


Por que eres y no. Por que no acabas de acabar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario